La reciente iniciativa del empresario boliviano Marcelo Claure de ofrecer recompensas por denuncias de corrupción en Bolivia ha generado una reacción inesperada. Mauricio Zamora, un empresario tarijeño, cuestionó públicamente a Claure y lo instó a comenzar por su propio entorno, señalando a dos de sus familiares por presunto uso indebido de influencias y manipulación de la justicia.
Zamora acusó a Carlos Borda Claure, primo hermano de Marcelo Claure, y a María Teresa Claure de Borda, tía del empresario, de haber utilizado sus contactos en el sistema judicial para perjudicarlo en un litigio familiar. Según su denuncia, ambos habrían influido en jueces y fiscales para lograr una condena en su contra, con el objetivo de presionar a su hermana —exesposa de Borda— a transferir una vivienda en disputa.
El denunciante aseguró contar con pruebas documentales que demuestran cómo fiscales, policías y jueces fueron sobornados para favorecer a la familia Claure-Borda en el proceso judicial. Además, Zamora señaló que Borda ocultó información sobre sus ingresos en su divorcio, declarando un salario de Bs 3.000 cuando, según registros bancarios, sus ingresos superaban los Bs 18.000.
Estas acusaciones han generado controversia y reavivado el debate sobre la influencia del poder económico en la justicia boliviana. Mientras tanto, Claure no ha respondido a las acusaciones, y la presión sobre su entorno familiar sigue en aumento.